lunes, 23 de julio de 2018

Las bienaventuranzas de Hilario Barrero

LAS BIENAVENTURANZAS DE HILARIO BARRERO

La portentosa antología de Hilario Barrero "Educación Nocturna" (Editorial Renacimiento) obliga al lector, de poema en poema, a tomar aliento en cada uno, como escalones, antes de proseguir. Es una poesía dura por la sencillez de sus palabras. en un español que recurre a las metáforas justas y huye del artificio. Engarce trabajado hasta el límite de la claridad. La Muerte está presente en todo el libro y, sin embargo no abruma. Hilario expresa la conciencia herida del sida y su paisaje devastado (la guerra lo llama él), enumera sin nombrarlos, a los amigos, a los soldados desconocidos reducidos a espectros "Salieron a la vida a enterrar sus muertos:/Ayer torsos solicitados y triunfantes,/Desfigurados y agonizantes esqueletos hoy". Ignoro si el poeta cree en la transformación tras la muerte. de hecho ella en el libro es el punto final. Pero la entronca tanto con el Amor, expresado en el gozo de los cuerpos que, a diferencia de Cernuda, este lector no percibe un ruido triste cuando se aman. Ni tan siquiera cuando ese rumor amoroso se diviosa desde la perspectiva de la vejez y de la decadencia "Todavía se aman a pesar de la plaga/Y encuentran en la noche sus torsos(…)/Sabiendo que la noche los acecha celosa".
El Amor y la Muerte, las dos caras de la misma moneda, tema universal visto con ojos de un contemporáneo, con la fuerza rabiosa de la vida descubierta a fuerza de golpes y viaje. "El dolor de entonces es la felicidad de ahora" se decía en la película Tierras de Penumbra, y así lo asume Hilario. El Amor siempre acechado por el final inevitable. Como aquellos dos personajes, el poeta ama la vida, se la quiere tragar a sorbos, por mucho que el límite se presuma y, en mi opinión, es eso lo que lo hace moderno, ajeno al trasnochado existencialismo y a los terrores del milenio. La muerte como consecuencia de haber vivido "Dónde irá, se preguntan, el temblor de la luz/Cuando(…) no tiemblen al roce de una boca (…)/El rumor de las hojas extiende el miedo al atentado" . Y la muerte, polvo siempre enamorado, se transforma en crecimiento"Supo que lo vivido había sido un sueño/Ciego y sin voz (…) se despertó dormido"
(...)Pero su cuerpo en polvo se crece. Barrero baja a la calle y se enfrenta al Atentado, a las miradas lascivas en el metro, a la pasión de cuerpos entrelazados en la Plaza de San Marcos, a la inconsciencia de la juventud que se libra, al fin, de sus fantasmas entre canales y rios de amor. Es un libro que no soslaya la Muerte, pero nunca se recrea en ella. Sabe que está ahí, y avisa a los otros, a quienes disfrutan hoy, ahora mismo de la juventud, no sé si con esperanza de ser oído, "Los cuerpos que ofrecieron su belleza/

Han desparecido fulminados(…)/O muertos de cansancio y de vejez más tarde". A veces esconde su angustia tras la certeza y la admonición, aceptando la Muerte como lo hacía los escritores altomedievales frente al terror insuperable tras el paso de la Peste Negra por Europa "Aunque yo no lo vea y tú lo dudes/Esa hoguera de brasa luminosa/Será ceniza seca y sin perfume".En estos versos el poeta vive. Es incapaz de ver más allá, pero sabe que llegará el momento en que sus ojos no vean, cerrados para siempre.. Sus "Bienaventuranzas" son oscuras, sí. "Salimos con vida/y volvimos sin ella. Regresamos sin tener donde ir." Vence la Muerte en Barrero. O vencerá, pero, de momento "Llevan prisa, se pierden calle abajo(...)/Uno de ellos se inclina para rozar la boca que carnosa/le ofrece provocante y semiabierta el compañero/que le muerde los labios, ruidoso e insolente. Vamos detrás de ellos, treinta años de tiempo,/ sus llamas alargadas tocando nuestras sombras/y sin decirte nada, rozándote la mano (se ha perdido de vista la pareja/y nosotros seguimos caminando".






1 comentario:

Por hache o por be dijo...

Querido Santiago, muchas gracias por este repaso al libro. Has tocado los temas básicos que han sido los cimientos de mi vida. Abrazos.