DIÁLOGOS
No todos los días se habla con un muerto. De hecho, nunca se habla con un muerto. Pero, lo cierto es que yo, con réplicas deslabazadas, y a destiempo -como quiera que se pueda conseguir en esas dimensiones tan diferentes- acababa de hacerlo. Y no me había dicho cualquier cosa en la cafetería, distrayéndome de la historia que estaba escribiendo en mi cuaderno. Durante un rato me quedé absorto, mirando a través de la puerta vidriada a los transeúntes, pero los gestos desaprobatorios del camarero en aquel lugar "de clase" ante alguien que, como yo, habría parecido un loco hablando solo, me convencieron para pedir la cuenta y salir de allí. Dejé que mis pasos me llevaran por la avenida que desembocaba en el río y en el puente. ¿Explicaría eso la física cuántica? La sospecha de ser víctima de mi incipiente bipolaridad se desvanecieron cuando recordé los detalles pormenorizados con los que, clavando sus ojos tristes, más o menos los que les adjudicamos a los difuntos,había iluistrado sus encuentros íntimos con mi mujer. La paz con lo que lo decía, mirando también a los transeúntes tras la puerta del establecimiento, me liberó de toda animosidad hacia ella, y hacía él
Cuando llegué a la orilla del río, absorto y sin alma, me topé con las luces estroboscópicas de los coches de policía. También había dos camionetas de bomberos y una ambulancia. Estaban sacando del agua un cadáver rodeado de patos. La gente decía que se había suicidado.
No todos los días se habla con un muerto. De hecho, nunca se habla con un muerto. Pero, lo cierto es que yo, con réplicas deslabazadas, y a destiempo -como quiera que se pueda conseguir en esas dimensiones tan diferentes- acababa de hacerlo. Y no me había dicho cualquier cosa en la cafetería, distrayéndome de la historia que estaba escribiendo en mi cuaderno. Durante un rato me quedé absorto, mirando a través de la puerta vidriada a los transeúntes, pero los gestos desaprobatorios del camarero en aquel lugar "de clase" ante alguien que, como yo, habría parecido un loco hablando solo, me convencieron para pedir la cuenta y salir de allí. Dejé que mis pasos me llevaran por la avenida que desembocaba en el río y en el puente. ¿Explicaría eso la física cuántica? La sospecha de ser víctima de mi incipiente bipolaridad se desvanecieron cuando recordé los detalles pormenorizados con los que, clavando sus ojos tristes, más o menos los que les adjudicamos a los difuntos,había iluistrado sus encuentros íntimos con mi mujer. La paz con lo que lo decía, mirando también a los transeúntes tras la puerta del establecimiento, me liberó de toda animosidad hacia ella, y hacía él
Cuando llegué a la orilla del río, absorto y sin alma, me topé con las luces estroboscópicas de los coches de policía. También había dos camionetas de bomberos y una ambulancia. Estaban sacando del agua un cadáver rodeado de patos. La gente decía que se había suicidado.
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